Las plantas son fuente de vida, proporcionan recursos esenciales para la supervivencia de los animales que forman parte del ecosistema. Son refugio, sombra y alimento.
Las plantas proporcionan recursos esenciales para la supervivencia de los animales que forman parte del ecosistema. Son refugio, sombra y alimento. Como ejemplo de estas especies podemos identificar el roble (Quercus robur), el olmo (Ulmus minor) y el castaño (Castanea sativa). Son árboles majestuosos, que ofrecen una magnífica sombra en verano.
Las plantas de menor tamaño, arbustos, son el laurel manso (Pyrus chordata), la sanguijuela (Frangula alnus), el mirto (Myrtus communis), el laurel (Laurus nobilis), el endrino (Ruscus aculeatus) y las zarzas (Rubus spp.). La gilbardeira destaca por su estatus de protección jurídica, figurando en el Anexo V de la Directiva Hábitats. Más cerca del río tenemos especies ribereñas, que se pueden encontrar en las zonas de transición entre el medio acuático y terrestre, como el aliso (Alnus glutinosa), el sauce negro (Salix atrocinerea) y el fresno común (Fraxinus angustifolia).
Algunas de las especies más pequeñas son muy bonitas y dan ganas de cortarlas y llevárselas a casa, pero están protegidas legalmente, como es el caso del acebo (Ilex aquifolium).
En cuanto a la flora gastronómica, en Sever do Vouga encontramos el Gerês hypericum (Hypericum androsaemum) para elaborar deliciosas infusiones, las avellanas del avellano (Corylus avellana), el rábano picante (Apium nodiflorum) para ensaladas, también conocido como perejil, el madroño (Arbutus unedo) cuyo fruto, el medrón, se utiliza para elaborar licores, aguardientes y mermeladas, o naranjas y arándanos, frutas por las que la región es famosa.
Las plantas más frágiles y no leñosas son muy comunes, pero a veces no se les da la debida importancia. La angélica silvestre (Angelica sylvestris), la juncia lisa (Carex laevigata) y el trébol cervino (Eupatorium cannabinum) son algunos ejemplos de este tipo de plantas. Entre las plantas herbáceas también se encuentran especies exóticas, como la adivina (Tradescantia fluminensis). Se trata de una especie endémica del centro de Portugal.
¡Qué privilegio! Su estado de conservación es Casi Amenazado, por lo que hay que tener cuidado de no amenazar su supervivencia, por lo que figura en el Anexo V de la Directiva de Hábitats.